viernes, 4 de marzo de 2011

Hacia un cambio de paradigmas

Un breve análisis de los contrastes a los cuales nos vemos enfrentados en la realidad sociopolítica argentina del siglo XXI




La primera década del siglo XXI para la Argentina ha significado un verdadero cambio de paradigma socio-político tomando como punto de referencia las últimas décadas del viejo siglo. Pero éste cambio recién se origina, recién toma forma, recién empieza a levantar vuelo, por ende, de la misma manera que una nueva visión de la realidad social se empieza a establecer, una previa puede tomar su lugar, si no es consolidada en el núcleo mismo de la sociedad argentina.

Mucho se ha hablado y escrito ya sobre las nuevas determinantes que llevan a la sociedad en la actualidad a tener una visión “informada” de la realidad, a la discusión sobre determinados tópicos políticos de los cuales tan sólo unos pocos años atrás habían dejado de interesar al conjunto poblacional, de cómo la intensidad del debate en la “opinión pública” ( concepto utilizado, re utilizado, reciclado y manipulado de acuerdo al interlocutor que lo use) se incrementa día a día, pero aquí mismo es donde éste nuevo paradigma socio-político, (que luchó codo a codo con el antiguo paradigma individualizador, destructor de lo colectivo, desideologizante, desvinculador de lo público) tiene también una de sus falencias. El considerar todas éstas nuevas actitudes de determinados sectores de la sociedad como un hecho general, como una realidad dada, como un cambio ya producido, sería uno de los peores errores que se podrían cometer tanto a la hora de analizarlo como a la hora de instaurarlo debida e indeleblemente.

En estos momentos nos encontramos en un período de transición, donde nuevamente se ha implantado en determinados estratos de la sociedad el debate público en el ámbito privado, donde empezamos a ver a una población un poco más comprometida o al menos interesada en conocer los factores que transforman su realidad cotidiana sin parecerles tan ajenos o alejados de su vida diaria, donde el pensamiento individual vuelve a considerar aspectos que trascienden su esfera de relacionamiento más próximo para enraizarse en lo colectivo, pero lejos estamos aún de una sociedad consciente, madura, participativa y verdaderamente dedicada a creer en la política como una herramienta de transformación social auténtica y eficaz.
Como en toda transición, lo nuevo y lo viejo coexisten y se entrecruzan en cada recodo, por ende los fantasmas del pasado todavía habitan con fuerza en la psiquis de la persona, ahuyentándolo, retrotrayéndolo a un estado más cómodo, menos problemático, sin tantas aristas que considerar a la hora de tomar una decisión que trascienda su ámbito personal. Pero en ésta transición, no es sólo el pasado lo que evita que se establezca verdaderamente este nuevo paradigma, sino que es su afianzamiento, institucionalización y el cómo masificar su efecto lo que en verdad puede llegar a detener este progreso.

Para que un cambio de tal magnitud pueda llegar a concretarse, son varios los factores que deben de tenerse en consideración, algunos de los cuales ya se han llevado a cabo, pero hasta no profundizarlos debidamente, seguiremos deambulando en la ambigüedad de la verdadera importancia de esta “nueva” visión de la realidad.

Medidas y políticas públicas específicas como fueron la Ley Nro. 26.552 o mejor conocida como la “Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual”, o la “Asignación Universal por Hijo” revisten una importancia que aún no les ha sido conferida por la sociedad en su conjunto, ya sea por falta de atención, desinformación forzada, escozor partidario o político, y hasta en algunos casos podríamos hablar de prejuicios de “clase”.

El detallar parte por parte la importancia de estas medidas llevaría más que unas simples páginas, por lo que está fuera del alcance del presente artículo, pero si podemos analizar algunos puntos que fundamentan las aseveraciones anteriores. El considerar, por ejemplo, la Asignación Universal por Hijo como una medida meramente redistributiva, es mirar solo una rama del árbol. El incremento sustancial que se dio en la tasa de escolarización debido a ésta política, asegura que las futuras generaciones tengan los elementos necesarios para poder tomar decisiones basadas en el discernimiento y la razón. La posibilidad de que en el futuro cercano se federalice, democratice y desmonopolice fehacientemente la propiedad de los medios de comunicación, brindándoles a la población varios puntos de vista, análisis, opiniones e información correspondiente a la región en la que uno vive, permitirá que en verdad el ciudadano pueda decidir por sí mismo cual es “versión” de la realidad en la que verdaderamente cree o quiere creer.

En fin, algunos pasos se han dado para que pueda instaurarse seriamente este nuevo paradigma de compromiso socio-político por parte de la sociedad argentina, pero el camino es largo aún y en nosotros está la responsabilidad de no retroceder por la senda ya recorrida o incluso desviarnos nuevamente hacia una ruta de la cual nosotros no decidimos su destino.




Ignacio Sponton
ignaciosponton@hotmail.com

publicado en: http://www.derf.com.ar/despachos.asp?cod_des=399427&ID_Seccion=30

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